Demasiados ataques de perros a niños en los últimos días
El último caso ha sido el de un presa canario que ha matado a un niño de cinco años en Burgos. Esta misma semana un pit bull mató a un bebé de tres años en Santa Cruz de Tenerife. Hace un mes fue otro pit bull, en este caso de la propia familia, el que mató a otro pequeño, y entre medias ha habido tres ataques más, a dos niños, un perro mestizo sin dueño a un niño de Lugo y un Rottweiler a una pequeña en Alicante, en ambos casos con heridas y lesiones. Y también ayer un padre ha perdido un ojo al acercarse a un boxer para convencer a su hijo de que no tuviera miedo, porque no hacía nada.
Por mucha noticia de portada que sean, entiendo que la mayoría de los perros no hacen nada, están bien cuidados y entrenados y sobre todo vigilados. Sin embargo, estas desgracias deberían hacernos reflexionar a padres y dueños de perros. La frase «tócalo que no hace nada» que muchos dueños dicen a los niños, no deja de tener buena intención. Sólo quieren que el peque no tenga miedo y están convencidos de la bondad y limpieza de su animal. Pero a mí me molesta tanto como la de «toma un caramelo».
Seguro que el perro no hace nada, o no lo ha hecho hasta ahora, como tampoco tenían antecedentes los que por desgracia han sido noticia, pero yo no corro riesgos con el físico de mi hija. Por muy limpio que esté el perro a mí no me gusta que chupen a la niña y a ella tampoco. En ocasiones, por no ser descortés no hay más remedio que aceptar, pero los sucesos de los últimos días me dan más argumentos para rechazar la oferta del dueño.
Tema aparte merecen los dueños que llevan al perro suelto o con correas larguísimas, sin entrar en los que, como en los casos anteriores, tienen perros potencialmente peligrosos sin bozal, sin correa y sin educar. Los accidentes no se pueden evitar, pero los que tienen perros como protagonistas son, en la mayoría de los casos, imprudencias evitables.
Sujete y vigile a su perro, póngale bozal si no lo controla bien, llévele a zonas habilitadas para que corra y se desfogue y sobre todo no me haga interactuar con su perrito. El miedo es libre, el gusto también y los niños responsabilidad de sus padres, no me obligue a ser maleducada y no acerque su perro a mi niña si antes no le he dado mi consentimiento.
Foto | Flickr-Maplegirlie
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