Cuidado con los juguetes conectados a Internet

Cuidado con los juguetes conectados a Internet

Escrito por: Alicia Medina    13 diciembre 2016    2 minutos

Hace poco hablábamos de la importancia a la hora de elegir y comprar aquellos juguetes que van a utilizar nuestros hijos. Hoy queremos retomar este tema, pero centrándonos en aquellos juguetes que se conectan a Internet. Está claro que la innovación también llega a la industria juguetera y que la tecnología ya forma parte de nuestra vida cotidiana.

No resulta por tanto extraño que haya en el mercado juguetes que utilicen las nuevas tecnologías para atraer nuestra atención y que sean más atractivos. Sin embargo, tenemos que tener mucho cuidado y asegurarnos de que todo esté bajo control y que no se vulnera ni la seguridad ni la privacidad de nuestros hijos, ni de nuestro hogar.

La semana pasada la OCU se hizo eco de un estudio realizado por el Consejo de Consumidores Noruego. Este detectó que dos juguetes conectados a Internet, la muñeca Cayla y el robot i-Que, tenían importantes fallos de seguridad y privacidad. En las pruebas que han realizado han comprobado que cualquiera puede tomar el control de estos juguetes a través de un teléfono móvil. Es decir, escuchar y hablar a través de estos muñecos.

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Hay que decir que unas de sus características es que interactúan con los niños, pueden hablar y grabar conversaciones. Lo que a priori puede ser divertido resulta que no lo es tanto.

Esta institución noruega también ha visto que todo lo que se le dice a la muñeca no queda en el juguete, sino que se transmite a la empresa Nuance Communications, especializada en tecnologías de reconocimiento de voz. Y que se reserva el derecho de utilizar esta información con terceros.

Es más, Cayla emite frases preprogramadas con anuncios relativos a unos conocidos estudios norteamericanos de animación con los que el proveedor de la aplicación tiene relación comercial.

Este y otros descubrimientos constituyen, en opinión de OCU y el resto de organizaciones de consumidores que forman parte de la Organización Europea de Consumidores (BEUC), una violación de la normativa europea en materia de protección de datos y de protección de los consumidores.

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