Competencia, los padres y los niños (I)

En la actualidad se vive en un mundo muy competitivo, donde el fracaso no es bien aceptado por nadie, ni por adultos ni por niños. La idea del éxito se extendió entre nosotros, en nuestra familia, en la educación modificando algunas pautas de conducta que siempre tuvimos.

Desde siempre, la competencia se encuentra en la existencia humana, pero se mostraba de diferentes formas. En la familia los hermanos trataban de encontrar el mejor lugar dentro de este ámbito, en la educación los alumnos trataban de destacarse tanto en lo que a tareas intelectuales se refiere, como a tareas físicas.

Pero para poder competir en forma sana hay que, previamente, conocer las reglas de juego y cumplirlas. En el ámbito de la familia, los padres deben intervenir para canalizar estas reglas, en el ámbito de la educación los encargados de hacerlo son los maestros. Esta actitud de entender y cumplir con las reglas es la que le da verdadero sentido a la competencia.

Cuando nos planteamos el tema de la educación a todos en algún punto se nos viene la idea a la cabeza de cuan competitivo es el mundo en el que vivimos. Pero debemos tener presente que hay que formar a los niños para el mundo en que vivimos otorgándoles las herramientas para que se puedan manejar de la mejor forma posible, y guiarles para que mediante la competencia no dejen de lado el verdadero fin, ni sus propios deseos.

Actualmente se tiende a darle al éxito un valor muy importante y restarle importancia a todo aquello que implica un fracaso. Si bien es importante incentivar a los niños a intentar ser exitosos, esta actitud, muchas veces inconciente, en el fondo no favorece del todo a los niños. Porque ellos se sentirán presionados a buscar como sea este éxito y esto a la larga les hará mal y los llenará de frustraciones si no lo logran.

Vía | Ser Padres Hoy

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