Buenos modales, pequeños bonitos (III)
Si vemos que nuestro hijo trata mal a las personas en forma continua, quizás nos este dando señales de que le está sucediendo otra cosa. Esta es una señal que nos podría indicar la necesidad de pedir ayuda. Tengamos presente que un niño que no es aceptado socialmente puede llegar a tener problemas en el ámbito escolar y, tal vez, le cueste ser feliz en la vida.
Si vemos que la situación no cambia, es aconsejable acudir a un consejero o psicólogo infantil que nos brinde algunas pautas a seguir.
En ocasiones puede ser que los niños tengan manías nerviosas. Algunas de ellas aparecen por los siguientes motivos: porque los padres las tienen y los niños las copian, porque sienten ansiedad y estos malos hábitos calman sus nervios proporcionándoles seguridad, o porque le falta incentivo y se aburre.
Si observas que tu hijo tiene uno de esos hábitos o algún otro similar, es necesario que pienses en la causa y actuar sobre ella. Hasta que se soluciones, es importante no ridiculizarlo y felicitarlo cuando veamos progresos.
En caso muy común es ver a los niños hurgándose la nariz. Éste mal habito surge cuando el pequeño tiene 3 años de edad. Una vez que se hayan descartado problemas físicos (ambiente reseco, exceso de mucosidad, alergias) debemos pensar en las mencionadas anteriormente. Si alguien en la familia tiene este hábito conviene proponerse de manera firme a abandonarlo y darle el ejemplo al pequeño. Enseñarle a usar el pañuelo y cuando lo vemos hurgándose la nariz no retarlo y preguntarle ‘¿necesitas tu pañuelo?’. Si, en cambio, el niño se mete el dedo en la nariz cuando está aburrido, debemos acercarle algún objeto que lo divierta para que tenga las manos y la cabeza ocupada en otra cosa.
Vía | Nacer y Crecer
Foto | Flickr – Gian Franco
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